Cuando todo lo que brilla es oro.

Hola camaradas, hoy les quiero contar algo, cuando era niño me gustaba mucho coleccionar monedas que estuvieran nuevas o que brillaran mucho, siempre que una así llegaba a mis manos las guardaba en un estuche de de un viejo reloj de titanio que tenía. Aunque por 2 años estuve juntando las monedas, desde $20 pesos hasta las de 50 centavos, solo pude llegar a la pobre cantidad de $80 pesos... Sin embargo para mi, aquellas monedas valían mucho más... Era como mi cofre del tesoro. Mi trofeo acumulativo. Mi inocente fortuna... Cierto día regresaba del colegio con un nuevo pequeño "lingote de oro" una moneda de $2 pesos nuevecita que me habían dado de cambio en la tiendita, pero casi me da un paro cardiaco al descubrir que mi estuche de titanio estaba abierto y no solo eso, también se habian llevado toooodoooooo!!! Salí furioso de mi cuarto y me topé con mi papá quien traía una risita en la cara, y me dijo: Hijo, discúlpame, no tenía nada de cambio para pagar el tanque de gas y tuve que acompletar con tus monedas del estuche, luego te las pago... Mi padre no tenía ni la más mínima idea de lo que valían para mi... Meses de abstenerme a gastar un solo peso de ese tesoro, de ponerlas juntas frente al sol y ver como se reflejaba el brillo en mi cara, de contarlas una y otra vez como si hubiera pasado por alto alguna... Había acabado con mi manía... A partir de ese día dejé de coleccionar monedas brillantes, y ahora cada vez que me encuentro con una nuevamente, simplemente recuerdo esos tiempos... cuando todo lo que brillaba, era oro.
Por cierto, claro que perdoné a papá, y por supuesto que nunca me pago las monedas jeje. Zun Zun :) !!